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viernes, 1 de marzo de 2013

EDUCACIÓN, FAMILIA Y APEGO



El tipo de relación que se establece con el menor/adolescente se relaciona directamente con posibles consecuencias en su salud, tanto positivas como negativas, a largo plazo. El apego del padre/madre/tutor legal con el menor se mide en base a la capacidad y disposición de este para atender las necesidades tanto fisiológicas como socioemocionales de este/a. Cuando sus necesidades básicas no son satisfechas, el menor suele desarrollar una respuesta al estrés que intenta calmar con conductas desadaptadas, entonces estaríamos hablando de un apego débil o un claro “fracaso” parental. 

En esos casos de apego débil encontramos como consecuencias directas y reales:

- 25% Mayor riesgo de obesidad en la adolescencia (no hay duda de que en la obesidad hay un fuerte componente emocional, el cual podría tener su origen en la falta de apego. ESTUDIO de la Dra. Sarah Anderson – Ohio State University / Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine).

- Mayor deficiencia relacional en la adolescencia / adultez (soportará mal las separaciones, re-encuentros conflictivos y/o viciados, falta de autonomía y confianza -de forma propia y ajena- e incluso patologías en relación con los celos o posibles Trastornos Reactivos del Apego -RAD-).

- Extensión amplia de problemas emocionales (tales como síntomas depresivos y de ansiedad o inhabilidad de desarrollar conexiones emocionales profundas, necesidad de control excesivo –comportamientos desafiantes-, etc. Dr. Jay Belsky - Birbeck University London).

- Posible exhibición  de “comportamientos paliativos” (oscilación y golpeteo de la cabeza, o morder, rasguñarse o cortarse)

- Desidentificación con el núcleo familiar (el menor o joven no se siente unido a su familia nuclear -padres, hermanos,..-, pasando a formar una “unidad solitaria”).

- Insatisfacción interrelacional (no habrá disfrute en las relaciones sociales y la soledad severa también será una fuente de malestar).

- Indiferencia social (al fallar el apego, las emociones le resultarán indiferentes, al igual que los niveles de reconocimiento de grado de dolor y alegría serán bajos).

- Retrasos de desarrollo en varias áreas (del desarrollo cognoscitivo, de las habilidades sociales, motriz e incluso del lenguaje al no existir una correcta relación por falta de estas experiencias o ser inadecuadas. Minnesota Association for Children’s Mental Health, www.macmh.org).

- Madurez sexual precoz (alcanzando la pubertad a edades más tempranas, en el caso de las chicas, existiendo mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres -incluyendo el cáncer de seno-, y son más propensas a iniciar su vida sexual a más temprana edad, lo que eleva el riesgo de embarazos prematuros y enfermedades de transmisión sexual. Psychological Science).

Por ello, cuando se habla de prevenir la conducta infanto-juvenil, se debería tener en cuenta, además de la alimentación, ejercicio, cultura, etc… el fomento de un vínculo afectivo padre/madre-hijo/a sólido y estrecho. Es una base fundamental para un desarrollo integral saludable.

Cuando se dan las mejores condiciones para establecer la relación de apego, tanto por parte de los padres como por parte del menor, el resultado es un apego positivo, adaptativo, enriquecedor con muchos recursos para vivir felizmente en sociedad. Estos niños se convertirán en adultos que desarrollan confianza en sí mismos y en los demás, se sobreponen con facilidad a las adversidades, no tienen problemas en conocer nuevas realidades y/o personas, sostienen una buena relación familiar y  viven una infancia feliz, presagio de una vida adulta también feliz

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