El tipo de relación que se
establece con el menor/adolescente se relaciona directamente con posibles consecuencias
en su salud, tanto positivas como negativas, a largo plazo. El apego del padre/madre/tutor
legal con el menor se mide en base a la capacidad y disposición de este para
atender las necesidades tanto fisiológicas como socioemocionales de este/a. Cuando sus necesidades básicas no son satisfechas, el menor suele desarrollar una respuesta al estrés que intenta calmar con conductas desadaptadas, entonces estaríamos hablando de un apego débil o un claro “fracaso” parental.
En esos
casos de apego débil encontramos como consecuencias directas y reales:
- 25% Mayor riesgo de obesidad en la
adolescencia (no hay duda de que en la obesidad hay un fuerte componente
emocional, el cual podría tener su origen en la falta de apego. ESTUDIO de la Dra.
Sarah Anderson – Ohio State University
/ Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine).
- Mayor deficiencia
relacional en la adolescencia / adultez (soportará mal las separaciones, re-encuentros
conflictivos y/o viciados, falta de autonomía y confianza -de forma propia y
ajena- e incluso patologías en relación con los celos o posibles Trastornos
Reactivos del Apego -RAD-).
- Extensión amplia de problemas emocionales
(tales como síntomas depresivos y de ansiedad o inhabilidad de desarrollar conexiones emocionales profundas, necesidad
de control excesivo –comportamientos desafiantes-, etc. Dr. Jay Belsky - Birbeck
University London).
- Posible exhibición de “comportamientos paliativos” (oscilación y golpeteo de la cabeza, o morder, rasguñarse o cortarse)
- Desidentificación con el núcleo familiar
(el menor o joven no se siente unido a su familia nuclear -padres, hermanos,..-,
pasando a formar una “unidad solitaria”).
- Insatisfacción interrelacional (no
habrá disfrute en las relaciones sociales y la soledad severa también será una
fuente de malestar).
- Indiferencia social (al fallar el
apego, las emociones le resultarán indiferentes, al igual que los niveles de reconocimiento
de grado de dolor y alegría serán bajos).
- Retrasos de desarrollo en varias áreas
(del desarrollo cognoscitivo, de las habilidades sociales, motriz e incluso del
lenguaje al no existir una correcta relación por falta de estas experiencias o
ser inadecuadas. Minnesota Association for Children’s Mental Health, www.macmh.org).
- Madurez sexual precoz (alcanzando la
pubertad a edades más tempranas, en el caso de las chicas, existiendo mayor
riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres -incluyendo el cáncer de seno-, y
son más propensas a iniciar su vida sexual a más temprana edad, lo que eleva el
riesgo de embarazos prematuros y enfermedades de transmisión sexual. Psychological
Science).
Por ello, cuando se
habla de prevenir la conducta infanto-juvenil, se debería tener en cuenta,
además de la alimentación, ejercicio, cultura, etc… el
fomento de un vínculo afectivo padre/madre-hijo/a sólido y estrecho. Es una base fundamental para un
desarrollo integral saludable.
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